01
Las
garras son mis ojos,
Los
que eran de cualquier otro,
Y en
la osadía de mi madrugada
Los
instalé de súbito en mi cuerpo.
Ojos
renacidos de no morir
Donde
la muerte les visita la gravedad.
02
Instantáneos
y profundos como la nostalgia:
Nocturna
matinal arenosa e incómoda.
Los
lobos las aves las hojas y la mirada de un pozo,
Laberinto
circular de mis pasos felinos.
El
tigre de los gritos de mi cuerpo
Arrastrar
y no oír. Deshojo
Sin
saberlo, el intento en mi cara.
Mi
Sonrisa no tiene que decir.
03
Los
Tigres de vuelos no vistos,
No
hay como ver la altura de lo imprevisto;
Ni
como huir la huida de los que tienen hado;
Ni
como ser luz de lo que perdió la vista,
Sin
ser brillo y entorpecer.
Los
designados nunca son enteros
Cargan
en sus pasos, pies desgarrados:
Las
piernas y los hechos y los dolores.
04
No
hay destino exacto para la semilla en el desierto.
Para
implacable incertidumbre despierta.
Para
el dolor de tigres que despierto.
En el
tigre duele la no invertida,
Y así
el tiempo crea en mí sus dolores.
05
Si
persigo veloz todo lo que quiero:
La
hiel tengo por no tener y por las ganas;
Si yo
me paseo ronda la bestia como fiera,
La
Gana que era grande me dilate.
Sediento
de la fuente que no se seca,
En
las raíces de la tierra.
06
Yo
Rompo la trampa del laberinto:
Enemigo
del transito de las presas,
La
prisión del deseo me encarcela.
Los
gemidos solitarios del secar de las hierbas:
Son
explosiones inimaginables de lo que se quema,
Fuego:
angustia en las garras - ojos,
Captura
el dolor y la carrera de lo que veo.
07
No
llamaré tristes las afiladas uñas,
Ni de
solitarias las víctimas de la cacería.
08
Hay
los que maldicen su destino.
Hay
los que el destino les apaga y calla.
Hay
en el círculo de luz la honda zanja
De la
hoguera extasiada de algo haber faltado:
Dos
días dos sábados dos ojos,
O la
pena no haber evaporado,
O el
viaje interceptado de labios
Que
quemarían la fiebre de la hoguera.
09
Se
rompe esta tarde con mi correr de tigre:
El
brazo del hado que me abraza.
Dejenme
entre las flores negras,
Por
entre mis no suavidades:
El
tigre que soy - Sólo garras.
El
hombre que soy - Sólo ojos.
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